Acta est fabula

miércoles, 20 de julio de 2016

 


Esta novela periodística tiene cierto valor especial para mí. Pese a que era conocedora de la existencia de esta obra maestra cuando entré a cursar mi primer año en la Universidad, no fue hasta que terminé mi segundo curso de Periodismo cuando me atreví a rescatar el libro de una vieja estantería de biblioteca y lo tuve en préstamo durante una quincena.

Gracias a él y a su lectura, logré darme cuenta de que había acertado eligiendo mi carrera, mi futuro, pues gracias a Truman Capote me enamoré más del periodismo. Y es que, ser periodista, no significa solamente cubrir noticias, también es informar, investigar, exponer todo aquello que algunas veces los órganos más poderosos no se atreven a confesar. Ser periodista es comunicar y Capote lo hace en este libro de investigación con tintes novelescos para que todos conozcamos los terribles sucesos que se desencadenaron en Kansas en 1959.

«A sangre fría» versa sobre el asesinato de la familia Clutter en Holcomb, pero no es hasta pasados unos cuantos capítulos cuando este acontece. Bajo mi punto de vista, Capote lo hizo de tal forma para que el lector comprendiera que Herbert, Bonnie y sus hijos, Kenyon y Nancy, no representaban ningún peligro para la sociedad, todo lo contrario, eran personas respetadas por sus vecinos, cosa que realmente fue así. Por lo cual, el lector puede llegar a preguntarse qué mal haría esa familia a los asaltantes que acabaron con la vida de los cuatros esa aciaga noche.

Aquí me gustaría hacer un inciso, será breve, pero no puedo evitar tratar este tema que actualmente se sigue dando. Cuántas veces habremos visto en las noticias un asesinato o una masacre brutal sin venir a cuento, el último por ejemplo, el de Niza. Seguramente que muchas. Por ello, pienso que haber plasmado esta historia real en un libro, es una manera de hacernos abrir los ojos, no a todos, pero sí a una pequeña mayoría. Muchos sentimos miedo cuando leemos sobre fantasmas, espíritus o criaturas pertenecientes a este mundo, pero los monstruos que aparecen en esta novela son tan reales como nosotros mismos y, aunque ya no se encuentren entre nosotros, hay muchos más como ellos.

Volviendo al tema nuevamente, Capote integra la figura de Dick Hickock y Perry Smith al principio de la obra, pero no es hasta la mitad de la misma cuando se descubren como los asesinos de los Clutter en una conversación entre ambos. Aunque, posiblemente, el lector ya los ha señalado como los culpables debido a las pista que Truman va dejando en los diferentes capítulos de la novela.

No voy a desvelar el motivo por el cual Dick y Perry acaban con los Clutter, puesto que me gustaría que lo descubrierais por vosotros mismos. Y que también os mantengáis en vilo como me ocurrió a mí hasta que llegué al final de la historia. Aún recuerdo la impotencia que sentí cuando leí cómo se desarrolló el crimen, el cual no se explica hasta el final de la obra y, obviamente, me sorprendí por la frialdad con la que llegó a comentarse. La frialdad que puede llegar a tener una persona para acabar con otra sin miramientos.

He de confesaros que en la parte final de la novela, cuando el destino de ambos asesinos está más que asegurado, sentí pena por Perry, sin embargo, por Dick no sentí ninguna, lo cual me extrañó. Intentando hacer mis propios “pinitos” de investigación periodística, llegué a enterarme de que Capote había estado enamorado de Perry Smith y que, probablemente, habrían tenido una breve relación hasta que Smith murió en la horca.

Este, no es ni mucho menos el primer libro que me he leído de este tipo de género, ya que también he tenido la suerte de leerme «Diez días en un manicomio» de Nellie Bly (el cual también recomiendo). Ambas obras se diferencian en que una está escrita en primera persona y otra, como he dicho anteriormente, en tercera. Además, mientras que Nellie Bly se adentra en el manicomio y vive en sus propias carnes lo que narra en su novela, Truman Capote sólo se dedicó a rescatar testimonios de los habitantes del pueblo y de aquello que él pudo conocer de primera mano tras la detención de Hickock y Smith.

No puedo más que decir que esta novela es de lectura imprescindible, no sólo para aquel que aspire a ser un buen periodista, sino también para toda aquella persona que quiera descubrir la verdad. A mí, esta obra me ha marcado y espero, de corazón, que también te marque a ti.


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