Acta est fabula

miércoles, 13 de julio de 2016

 


Creo que uno de los principales temores del lector, además de llevarse un chasco con el libro que ha estado leyendo, es encontrarse con un ejemplar que sobrepase las mil páginas escritas. Hablando por mí, puedo contar con los dedos de una mano los libros de más de mil páginas que tengo en mis estanterías.

Recuerdo que este fue el primero que cayó en mis manos y fue gracias a una asignatura que cursé durante segundo de bachillerato: Literatura Universal. Casi me caí de la silla de mi pupitre cuando el profesor sacó el libro de Giovanni Boccaccio editado por Cátedra, el cual yo me compré después y me costó un ojo de la cara, todo hay que decirlo. Sin embargo, el león no es tan fiero como lo pintan y el «Decamerón» por muchas páginas que tuviera (concretamente 1.147) no me iba a achantar.

Y me puse a leerlo y, para mi sorpresa, fue mucho más ligero de leer que muchos ejemplares que ni siquiera llegan a las cuatrocientas páginas. Bajo mi punto de vista, pienso que la facilidad de la lectura se encuentra en lo ameno que llegan a ser los relatos que contiene, porque el «Decamerón» es un libro que contiene una gran cantidad de historietas, lo cual nos hace asemejarlo con libros como «Las mil y una noches» o «El conde Lucanor» de Don Juan Manuel, quien junto a Boccaccio y Chaucer (autor de los «Cuentos de Canterbury») forma la Trilogía de grandes cuentistas del siglo XIV.

Estas tres obras se caracterizan por tener una estructura basada en un relato marco, lo que quiere decir que los libros se encuentran divididos por una serie de, llamémosles, capítulos, aunque técnicamente no se llaman así, ya que no tienen conexión uno con otro. El «Decamerón» está dividido en un total de diez jornadas, las cuales agrupan unos cien cuentos entre ellas.

Apartando a un lado la estructura de este gran libro, vamos a centrarnos en el argumento del que se nutre. La novela cuenta cómo siete damas y tres caballeros huyen de la peste que asoló Florencia (descrita con detalle por Boccaccio al principio del libro) en 1348 y se refugian durante diez días en una casa de campo. Allí se entretienen contando cuentos, cuyos temas varían dependiendo de quién es nombrado rey o reina, pues ellos son los encargados de dirigir las narraciones de cada jornada. Tras los días de retiro, los jóvenes, para evitar que surjan murmuraciones, deciden volver a la ciudad.

Claramente, existe un marcado contraste entre la enfermedad (en este caso la peste) y la diversión que contienen las historietas que se cuentan los unos a los otros. Y, bajo mi punto de vista, pienso que es una de las principales claves del libro, por no decir la primordial. Recordemos el siglo en el que esta obra fue publicada, justo cuando el Renacimiento se da comienza a dar en Italia y la mentalidad atrevida, despreocupada y vitalista desplaza a la forma de pensar medieval.

Para hacer un breve sondeo de lo que podéis encontrar en la obra sin necesidad de hacer ningún “spoiler”, os diré que los temas de las jornadas versan sobre vicios, deseos, amores (felices e infelices), infidelidades… Temas que hasta entonces no eran muy tratados. Para mi gusto, la mejor de todas las jornadas es la séptima, la cual va sobre las burlas que las mujeres han hecho a sus maridos habiéndose dado ellos cuenta o no. Sin lugar a dudas, es una de las más divertidas y, para qué negarlo, con algunas escenas subidas de tono que, por aquel entonces, eran prácticamente impensables.

Lo mejor que tiene el «Decamerón» es que no tienes que leerlo en orden, es decir, si un día te apetece saltarte de la jornada primera a la séptima, puedes hacerlo, ya que (como os he dicho con anterioridad) no dependen una jornada de otra.

Mi recomendación es que lo leáis, sobre todo, si os gustan las novelas basadas en historietas cortas como esta o las nombradas con anterioridad. Yo, particularmente, me he leído las tres mencionadas y, sin dudarlo dos veces, me quedo con esta, no sólo por la diversión que encierran sus páginas, sino porque está obra logró superar a todas las “colecciones de cuentos” anteriores y, por algo será.

0 comentarios:

Publicar un comentario