Acta est fabula

sábado, 30 de julio de 2016



Pocos actores tienen un don para las comedias pero, con Ben Stiller en una película, las risas están aseguradas. Y al igual que ocurre con la trilogía que conforman «Los padres de ella», «Los padres de él» y «Ahora los padres son ellos», la serie de «Noche en el museo» no iba a ser menos. Recuerdo que la primera película la vi cuando tenía diez años y, a día de hoy, sigo riéndome a carcajadas cada vez que tengo ocasión de verla. Además, la fantasía que rodea estos filmes capta la atención de cualquier niño y, para qué negarlo, también de los adultos.


Para adentrarnos en el argumento de estas películas, hay que viajar a Nueva York, concretamente al Museo Americano de Historia Natural. A mí, particularmente, me encantan los museos, perderme entre las diversas galerías y empaparme de toda la historia que pueda; así que no me resultó muy complicado sumergirme en la historia que comienza con Larry, un divorciado en busca de trabajo, encontrando un empleo en este famoso lugar.

Y, después de unos minutos de películas, se hace de noche y nuestro vigilante nocturno se encuentra con una extraña lista dispuesto a pasar su primer día de trabajo. Lo que a mí más me impresionó fue cuando desapareció el tiranosaurio, más conocido como “Rexie”, y, como a todo niño de diez años, que todas las figuras del museo la tomaran con el pobre guardia de seguridad. Menos mal que llegó Theodore Roosevelt, encarnado por nuestro querido Robin Williams, para salvar a Larry.

De aquella forma, fueron pasando una noche tras otra. Larry se fue haciendo a su trabajo y vivió junto a sus amigos de ceras increíbles aventuras y eso nos lleva a que, finalmente, el protagonista dejara el empleo e intentara convertirse en el inventor que soñaba ser. Pero, ¿así iba a terminar? Todos sabemos que no. Una nueva crisis y Larry se encontraba viajando a Washington D.C. para devolver las piezas de museo a su lugar de origen.

Y, posiblemente, la última sea la más pesada de todas, puesto que guarda algunas similitudes con la segunda, algo que no os diré porque quiero que lo descubráis viendo las tres películas como yo he hecho días atrás para esta nueva entrada. Para la última entrega, hay que trasladarse de Nueva York a Londres, pero no sólo al Museo Británico, sino también a sus propias calles e incluso a un teatro inglés donde actúa, ni más ni menos, que Hugh Jackman.

Para mí gusto, Shawn Levy ha ido de más a menos. La primera película fue un “bombazo” mientras que la última, aunque no estuvo mal, no ha tenido ni de lejos el éxito del filme con el que empezó la trilogía. Pese a ello, las tres películas son más que recomendables para todos aquellos que queráis pasar una tarde/noche entre risas y con la compañía de vuestros familiares, ya que se tratan de películas para todos los públicos.

Esta trilogía cuenta además con un gran reparto, recordemos que está Ben Stiller y Robin Williams, a quienes hemos nombrado con anterioridad. Pero también están Owen Wilson, Rami Malek, Steve Coogan, Patrick Gallagher y Mizuo Peck desde el inicio. Esa singular pandilla, la cual se cierra con el gran Dexter, son los protagonistas de las aventuras que suceden en las tres películas. Además, en cada una de ellas se suman nuevos intérpretes como Amy Adams, Dan Stevens o Rebel Wilson.

Sin lugar a dudas, yo me quedo con estas y el resto de películas de Ben Stiller si tengo ganas de reír sin parar. Quizás, me anime próximamente a hacer un Top de sus mejores películas, pero, mientras tanto, os dejo con él y con el resto del elenco de «Noche en el museo».

¡A reír se ha dicho!

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