Pocos actores tienen un don para
las comedias pero, con Ben Stiller en una película, las risas están aseguradas.
Y al igual que ocurre con la trilogía que conforman «Los padres de ella», «Los
padres de él» y «Ahora los padres son
ellos», la serie de «Noche en el
museo» no iba a ser menos. Recuerdo que la primera película la vi cuando
tenía diez años y, a día de hoy, sigo riéndome a carcajadas cada vez que tengo
ocasión de verla. Además, la fantasía que rodea estos filmes capta la atención
de cualquier niño y, para qué negarlo, también de los adultos.
Para adentrarnos en el argumento
de estas películas, hay que viajar a Nueva York, concretamente al Museo Americano
de Historia Natural. A mí, particularmente, me encantan los museos, perderme
entre las diversas galerías y empaparme de toda la historia que pueda; así que
no me resultó muy complicado sumergirme en la historia que comienza con Larry,
un divorciado en busca de trabajo, encontrando un empleo en este famoso lugar.
Y, después de unos minutos de
películas, se hace de noche y nuestro vigilante nocturno se encuentra con una
extraña lista dispuesto a pasar su primer día de trabajo. Lo que a mí más me
impresionó fue cuando desapareció el tiranosaurio, más conocido como “Rexie”,
y, como a todo niño de diez años, que todas las figuras del museo la tomaran
con el pobre guardia de seguridad. Menos mal que llegó Theodore Roosevelt,
encarnado por nuestro querido Robin Williams, para salvar a Larry.
De aquella forma, fueron pasando
una noche tras otra. Larry se fue haciendo a su trabajo y vivió junto a sus
amigos de ceras increíbles aventuras y eso nos lleva a que, finalmente, el
protagonista dejara el empleo e intentara convertirse en el inventor que soñaba
ser. Pero, ¿así iba a terminar? Todos sabemos que no. Una nueva crisis y Larry
se encontraba viajando a Washington D.C. para devolver las piezas de museo a su
lugar de origen.
Y, posiblemente, la última sea la
más pesada de todas, puesto que guarda algunas similitudes con la segunda, algo
que no os diré porque quiero que lo descubráis viendo las tres películas como
yo he hecho días atrás para esta nueva entrada. Para la última entrega, hay que
trasladarse de Nueva York a Londres, pero no sólo al Museo Británico, sino
también a sus propias calles e incluso a un teatro inglés donde actúa, ni más
ni menos, que Hugh Jackman.
Para mí gusto, Shawn Levy ha ido
de más a menos. La primera película fue un “bombazo” mientras que la última,
aunque no estuvo mal, no ha tenido ni de lejos el éxito del filme con el que
empezó la trilogía. Pese a ello, las tres películas son más que recomendables
para todos aquellos que queráis pasar una tarde/noche entre risas y con la
compañía de vuestros familiares, ya que se tratan de películas para todos los
públicos.
Esta trilogía cuenta además con
un gran reparto, recordemos que está Ben Stiller y Robin Williams, a quienes
hemos nombrado con anterioridad. Pero también están Owen Wilson, Rami Malek, Steve
Coogan, Patrick Gallagher y Mizuo Peck desde el inicio. Esa singular pandilla,
la cual se cierra con el gran Dexter, son los protagonistas de las aventuras
que suceden en las tres películas. Además, en cada una de ellas se suman nuevos
intérpretes como Amy Adams, Dan Stevens o Rebel Wilson.
Sin lugar a dudas, yo me quedo
con estas y el resto de películas de Ben Stiller si tengo ganas de reír sin
parar. Quizás, me anime próximamente a hacer un Top de sus mejores películas,
pero, mientras tanto, os dejo con él y con el resto del elenco de «Noche en el museo».
¡A reír se ha dicho!
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