Acta est fabula

viernes, 19 de agosto de 2016


Tenía muchas ganas de hacer esta reseña. Lo reconozco. Porque, si un libro me ha marcado sobremanera y ha supuesto un punto y aparte con respecto a todo lo que anteriormente había leído, ese libro es, sin duda, «1984».

Lejos de ser un tomo donde se destripa una sociedad distópica (porque sí, ¡wow, novedad!, os traigo otra distopía) hasta el más mínimo detalle, «1984» lleva al lector por un vertiginoso viaje a través de los cimientos de una institución controladora, vigía hasta límites insospechables y que es capaz de hacer cualquier cosa con tal de conseguir lo que se propone: preservar el poder en sus manos. Siendo el poder lo único que importa, lo que de verdad perdura en el tiempo, lo que hace que un hombre se distinga de otro y esté por encima de él; el poder...


Antes de continuar, me gustaría pediros que me perdonéis. Me vais a tener que perdonar si elogio en demasía a este libro en concreto. Lo sé, y lo siento. Pero es uno de esos tomos que lees en uno de esos momentos de la vida y… No sé. Es muy posible que sea mi libro favorito hasta la fecha.

La sinopsis: Winston Smith, nuestro protagonista, decide rebelarse ante un gobierno por completo totalitario que controla absolutamente todos los movimientos de los ciudadanos (aunque no sólo sus movimientos, ¡llegan incluso a condenar el pensamiento!).

Creo que lo que más me gustó de este libro cuando lo leí por primera vez, no fue en sí el argumento que tras sus alrededor de 300 páginas se esconde, sino más bien el carácter que Orwell le otorga a Ingsonc, el Partido que domina, que siempre ha dominado y que siempre lo hará en Oceanía, lugar donde se sucede la historia (¿o es en Londres donde trascurre?). En el libro, se nos muestra la facilidad con la que el gobierno nos puede controlar si así lo quisiera, tergiversando la información que llega hasta nuestros oídos, cambiando aquello del pasado que no le convenza o que simplemente vaya en contra de lo que se ha predicho o a contracorriente de sus ideales. 

También, en la figura de los proletarios, personas consideradas tan incultas y carentes de inteligencia que son los únicos que disfrutan de no ser vigilados las veinticuatro horas del día por el Partido, se nos muestra cómo con unas simples distracciones, así como seguir algún deporte, tener siempre bebida a mano, estar en una búsqueda de trabajo constante... Nos olvidamos del resto de cosas que suceden a nuestro alrededor, volviéndonos ingenuos e inofensivos para las fuerzas del poder. ¿Os suena de algo? ¿No? ¿Seguro? Porque no paras de leer esto un momento y le das un vistazo rápido a las noticias o, mejor aún, paséate por algún barrio obrero. Quizás así veas la analogía que pretendo explicar… O quizás no.

Si hay algo que no me ha gustado tanto, ha sido el personaje principal del libro: Winston Smith. Su evidente parsimonia de actuación (aunque esté respaldada por el indudable control que ejerce Ingsoc sobre todos los ciudadanos de Oceanía, lo que frena sus actos) me desespera un poco. Sin embargo, incluso al no haberme identificado plenamente con él, he disfrutado y he sufrido en su compañía. Por otro lado y, sin duda alguna, si tuviera que suprimir algún aspecto de la obra, suprimiría al personaje de Julia. Me es hartamente insoportable y aunque sí que la considero importante en el desarrollo de la trama ya que es la que le otorga algo de vitalidad a Winston, podría haberlo hecho de una manera muuuuuy diferente, pero eso ya es algo más personal.

Aún no he tenido la ocasión de ver la película homónima que se estrenó en 1984, sin embargo no tardaré mucho en verla y. quizás, si me apetece, suba al blog una crítica de ella.

Por cierto, como curiosidad, el nombre del famoso reality show "Gran Hermano" proviene del libro de 1984», debido a que el Gran Hermano, al igual que el del libro, es capaz de "ver" todo lo que sucede, cómo sucede y cuándo sucede.
Para concluir, quiero decir que 1984 es un libro que recomiendo encarecidamente a todo aquel que, como yo, disfrute de libros con un cierta riqueza léxica, donde lo más importante no es la acción, sino la descripción (a pesar de ello, a partir de la mitad del libro, la acción comienza a desarrollarse rápida e imprevisiblemente), que le guste algo la Historia,  que le interese,  al menos un poco, la política y le inquiete todo aquello que sucede a su alrededor (y desee abrir un poco los ojos).

 Y, por supuesto, tened cuidado porque "El Gran Hermano os observa".

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