Acta est fabula

lunes, 29 de agosto de 2016



Si hay un libro que estaba deseando empezar, incluso sin conocer muy bien cuál era la historia, ese era «Corazón de mariposa». Además de tener una vaga idea de qué iba el libro, tampoco tenía idea de que la escritora fuera española, y que el libro contara la historia de una chica de diecinueve años con una enfermedad: la anorexia. Cuando comencé el libro y me enteré que era sobre esa enfermedad, me dio incluso más curiosidad por seguir leyendo.

Además de mi curiosidad por leer un libro fuera de lo común para mí, que trata sobre una enfermedad, que, por desgracia, está a la orden del día, lo que más quería saber era como se desenvolvía la autora. Hasta que no acabe con la última página, no me dediqué a buscar información sobre Andrea Tomé, y descubrí, bajo mi sorpresa, que había sufrido la misma enfermedad que la protagonista, Victoria, relata durante todo el libro. Entonces entendí por qué describía con exactitud los pensamientos que, probablemente, tenga una enferma de anorexia. Tuve una ligera idea de que podía ser eso, que ella fuera anoréxica, sin embargo, decidí centrarme en el libro, en la historia que se trata y en la buena calidad de la autora, a pesar de tener apenas diecinueve años.

«Corazón de mariposa» es de los típicos libros que apunto en un cuaderno para dejarlos pendientes y empezarlos en algún momento. Recuerdo que cuando lo empecé, hace un par de semanas, no tenía ganas de leer ningún libro de los que tengo en mi estantería sin leer, así que comencé «Corazón de mariposa». Puede que leyera la sinopsis hace muchísimo tiempo, de estos momentos en los que me meto en las librerías, me pongo a leer resúmenes de libros y los apunto en mi cuaderno para tener material por si me da por empezar libros que no tengo en físico, o que me gustaría tener alguna vez. Y sé que leí, en algún momento, de qué trataba «Corazón de mariposa», pero no lo tenía en mente cuando lo comencé, así que fue una total sorpresa saber que la protagonista, que en el principio del libro está en un hospital por causas ajenas (o a lo mejor no tan ajenas) a la anorexia, estuviera enferma con este trastorno que ataca a demasiadas adolescentes en estos tiempos. 

Aunque me gustaba bastante, había momentos en que prefería dejarlo. Entiendo que «anorexia» es una enfermedad muy grave, donde la persona deja de comer porque se ve gorda incluso con cuarenta kilos. Eso fue lo que más me impactó: la protagonista pesaba treinta y cinco kilos con trece años, y ella creía que su figura era perfecta y como debería ser, y que los demás estaban gordos. Leer como una persona no está feliz con su cuerpo me hace pensar en los temas de hoy en día: las modelos. No digo que estén todas anoréxicas, pero, independientemente de lo que digan muchas personas, estar demasiado delgada y que se te marquen numerosos huesos del cuerpo (como muchas modelos que he visto en revistas o desfiles de moda) no tiene que ser para nada sano, y por supuesto las figuras parecen demasiados esqueléticas como para que no haya preocupación. Así que, probablemente todos esos pensamientos de «estoy demasiado gorda, voy a dejar de comer» es fruto de todas esas exigencias a las modelos, donde se les piden que estén lo más delgadas posibles, y como las adolescentes quieren parecerse a personas que están en su vida directa o indirectamente, pues caen en la trampa.

No hace mucho vi un capítulo de una serie animada que, por supuesto, todos conoceréis, aunque no hayáis visto ni un capítulo: «Los Simpsons». En este capítulo, Lisa, la hija mediana de Marge y Homer, sufre un episodio donde sus amigas del colegio se burlan de ella porque, según ellas, Lisa tiene el culo gordo, y ella coge un complejo por culpa de sus «amigas». Incluso, desde mi punto de vista, hay una gran crítica en este episodio a la sociedad donde las tallas de las tiendas son minúsculas, y las modelos de las pasarelas se ven desganadas y sin fuerzas. Lo que me da para pensar que no solo las modelos son las que influyen en estos trastornos por culpa de una figura sin una pizca de grasa, también influye mucho que las personas se metan con su cuerpo. 

Leer «Corazón de mariposa» me ha hecho ver la vida desde la perspectiva desde una anoréxica, y me ha dolido ver cómo se machacaba tanto con su cuerpo, como sino fuera perfecta con cincuenta kilos, o sesenta, o setenta. Creo que este libro es bastante bueno en enseñarte que debes pensar más en tu salud, y menos en tener una figura envidiable por los demás. 



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