Dicen que lo que más se desea, se
hace esperar y puedo decir que eso me ocurrió a mí, puesto que llevaba tanto
tiempo buscando este libro por librerías y ferias, que cuando decidí darme por
vencida, lo encontré de casualidad. Pero, desde ese día ha pasado casi un año y
no me lo he leído hasta hace unos días atrás. Os preguntaréis que cómo he
podido tardar tanto en cogerlo de mi estantería si tantas ganas tenía de
leerlo, pero es que, lectores míos, a veces los estudios no nos dan ni un solo respiro.
Apenas he tardado tres días en
leerme las maravillosas aventuras de las hermanas March y su correspondiente
enseñanza, lo que hace que esta obra se agrupe en el género de novelas de
aprendizaje, como ocurre con «Jane Eyre»
de Charlotte Brontë. Con «Mujercitas»
me he dado cuenta de que algunos de los defectos que tenían las protagonistas,
yo misma los poseo y, de una forma u otra, ese libro te ayuda a corregirlos.
Podría aventurarme a decir que Louisa juega con este hecho, puesto que las
hermanas reciben como regalo de Navidad una guía para convertirse en unas “mujercitas”
y, entre nuestras manos, la autora dejó otra.
Para adentrarnos en la obra,
debemos viajar en el tiempo a un periodo comprendido entre 1861 y 1865, años en
los que tuvo lugar la Guerra Civil en Estados Unidos. Las protagonistas de las
novelas son las hermanas March (como se ha dicho con anterioridad): Meg, Jo,
Beth y Amy. Las muchachas viven junto a su madre y Hannah, la criada de la
familia; el padre de las niñas está en el ejército y es él quien, en una carta,
les pide que cuiden de su madre y sean unas mujercitas. Desde ese momento, las
protagonistas vivirán una serie de sucesos que habrán de afrontar e intentar
que sus defectos, con el paso del tiempo, acaben por desaparecer o, al menos,
puedan controlarlos.
Es imposible decantarse por una
hermana, puesto que las cuatro son entrañables. Pero mi favorita es Jo, la
segunda de las hermanas. No sólo me gusta por ser la hermana con el carácter
más fuerte de las cuatro, sino porque, como me ocurrió cuando leí «Cumbres borrascosas» de Emily Brontë, vi
una marcada crítica a la sociedad machista del momento. Jo tiene un carácter
masculino, desecha los principios femeninos y no es nada presumida, como ocurre
con su hermana Meg.
En aquellos tiempos, estaba mal
visto que una señorita se comportara de aquella manera y, de hecho, en la obra
su hermana mayor le recrimina que no tenga cuidado con sus vestidos o que no le
importe hablar de manera soez, característica propia de los hombres. En esos
actos, bajo mi punto de vista, Louisa deja entender que las mujeres también
podrían ser listas, fuertes y valientes como un hombre. Y yo sólo puedo alabar
que saliera de su pluma un personaje como Josephine.
Y no sólo es recomendable por su
crítica, por el aprendizaje que nos hace corregir nuestra vanidad, ira, timidez
y egoísmo, sino también por el contexto histórico que marca. Hay muchas obras
que reflejan en sus páginas sucesos que ha marcado la historia de la humanidad
y, por aquel entonces, era muy común que los padres de familia hubieran de
partir al frente y, casualmente, estos siempre provenían de las casas más
humildes, como ocurría con los March. Ya que en la obra aparecen familias
adineradas y ninguna de ellas cuenta con un familiar en el ejército.
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