Acta est fabula

jueves, 25 de agosto de 2016



He de admitir que no soy lectora habitual de estos géneros. Más bien, no los contemplo en los géneros que normalmente suelo leer. Para seros sinceros, soy demasiado miedosa y, como es obvio, libros de terror, películas y series me causan verdadero pánico. Y, aunque esta obra es más bien un thriller que una novela de terror, no he sido capaz de leerla por la noche, sino que tenía que hacerlo durante la luz del día. Y lo mismo me ocurrió cuando leí «Drácula».

Esta pequeña anécdota que os cuento, yo la achaco a la imaginación del lector. En la mayoría de los libros que me he leído, me he sentido tan integrada en ellos que he vivido el suceso como otra más de los testigos. Para poneros un ejemplo, en uno de los capítulos donde se encontraba uno de los cadáveres del famoso asesino en serie que protagoniza «Rosas negras», Phillip describe con tantos detalles cómo se encontraba el cuerpo que tuve que dejar de leer del puro asco que sentí al imaginarme el cadáver tal y cómo lo explicaba.

Ahora que os he dado una especie de pista sobre el argumento de esta obra, voy a hondar un poco más para despertar vuestra curiosidad. La historia que narra «Rosas negras», tiene lugar en Hunter’s Point, una pequeña ciudad cerca de Nueva York. Las alarmas saltan en el lugar cuando comienzan a desaparecer no sólo una, sino tres amas de casa, y en los tres escenarios de la desaparición (la casa de las mujeres), el asesino o secuestrador dejó sobre la cama una rosa negra junto a una tarjeta en la que se podía leer: “Para siempre en el recuerdo”.

Básicamente, es parecido a la mayor parte de las novelas de este género. Es decir, sigue una especie de patrón: aparece una noticia perturbadora, se investiga, se llega al primer indicio y así sucesivamente. Todo eso intentando averiguar, claro está quién es la persona que está tras esos secuestros y horribles crímenes, y, como en la mayoría de los libros (si no eres espabilado como yo) no te enteras de quién es hasta el final y, claro, la boca se te cae al suelo porque normalmente es quien menos te esperas.

Contando con los libros de «La chica del tren» y «A sangre fría», no he leído más obras sobre asesinos o asesinatos, aunque estos dos libros mencionados no pertenezcan exactamente a este tipo de género, ya que el primero es una novela de misterio y el segundo, una novela periodística. Aunque, es cierto que el libro de Paula Hawkins, bien podría cuadrarse dentro de los “thrillers” a pesar de que no llega a ser tan escabroso como este que hoy os presento.

Si realmente os gustan este tipo de novelas, os recomiendo que la leáis y, por decirlo de alguna manera, tengáis el estómago que yo no tuve en su momento. A pesar de ello, es una lectura entretenida y que te mantiene al vilo hasta el final, eso sí, siempre y cuando tengas la luz encendida, no vaya a ser que confundas la silla de tu escritorio con la silueta de un asesino en serie.


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