Acta est fabula

jueves, 15 de septiembre de 2016



Siempre decimos que la lectura es bueno fomentarla desde niños, pero, seguramente, mucho de nosotros no conozcamos libros o historias dedicadas enteramente para ellos (quitando los clásicos Disney o las lecturas “obligatorias” del colegio). Yo no soy un claro ejemplo de lectura infantil, pues he leído pocas cuando era una niña, contando las dichas anteriormente junto a algunos libros de «Kika Superbruja» y, por supuesto, la pequeña trilogía que hoy os presento.

Quizás me aventure a haceros algún día un pequeño top de lectura dedicada enteramente para niños, pues, aunque de pequeña haya leído pocas, gracias a tener una hermana pequeña, me he leído varios libros de «Junie B. Jones», de «Bat Pat» y de «Tea Stilton». Y creedme cuando os digo que entretenidos son un rato y los niños aprenden cosas tan básicas como comportarse en clase con la ayuda de Junie o dejar volar la imaginación con el simpático murciélago o las chicas del Club de Tea.

Volviendo al tema que hoy nos ocupa, he de admitiros que estos libros me los he leído tanto (incluso actualmente) que tengo la mayor parte de las páginas gastadas. El primero de ellos, me lo regalaron cuando cumplí once años y, desde entonces, ha llovido bastante. Cuando lo leí me gustó tanto, que cambié en el último momento la carta para los Reyes Magos para meter los otros dos y así tener la trilogía completa.


Bajo mi punto de vista, «Fairy Oak» no sólo encanta por el tema fantástico que a mí particularmente me encanta. Sino porque las protagonistas de esta trilogía son dos niñas que no superan los trece años de edad. Pero, sin lugar a dudas, lo que más llama la atención de estas obras es que son narradas por el hada niñera de ambas, conocida comúnmente como Felí, pues su verdadero nombre se trata de un trabalenguas que usan para confundir a las personas. Pues, como dice el hadita, si una persona (ya sea mágica o sin magia) dice el nombre completo de un hada, esta deberá acatar sin queja alguna aquello que le pidan.

Como os he adelantado, la trilogía se basa en la historia de dos niñas, exactamente gemelas: Pervinca y Vainilla. Ambas son las sobrinas de Lala Tomelilla, una famosa bruja de la luz, quien espera que las niñas hereden sus poderes de brujas, a los cuales Dalia renegó al casarse con Cícero, el padre de las gemelas. Vi y Babú han convivido con Felí desde que nacieron y, por lo tanto, conocen la magia al igual que el resto de habitantes de Fairy Oak. Pues, en la ciudad del “roble encantado”, brujas, magos y sin magia (que es como denominan a los no mágicos) viven en paz y armonía desde hacía ya muchos años.

He de admitir que «Fairy Oak» apareció en el momento justo del culmen de la magia, por decirlo de alguna manera. La autora de esta trilogía también puso su granito de arena en «W.I.T.C.H.», nombre que seguramente os suene a muchos de mi quinta, porque ese quinteto de brujitas protagonizó la sensación de aquellos años. Yo recuerdo que la mayoría de mis amigas iban con agendas de esa serie, muñecas, útiles para clase y un millar de cosas más. También, cómo no, estaba nuestro querido Harry Potter, que para mi gusto siempre parece estar de moda. Y, también las aventuras de Kika Superbruja. En definitiva, la magia estaba presente en la mayor parte de la literatura juvenil o infantil y, al menos yo pienso que eso es una gran ayuda para alimentar la imaginación del niño.

En definitiva, si tenéis algún hermano pequeño, primo, sobrino o incluso hijo, no dudéis en comprarle esta trilogía, no sólo dejará volar su imaginación con las gemelas, sino que también conocerá cosas tan vitales como la amistad, el cariño, el primero amor y, sobre todo, la unión que puede existir entre hermanos o miembros de una propia familia y, amigos lectores, eso sí que es magia.


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