Acta est fabula

miércoles, 14 de septiembre de 2016

La semana pasada fui al cine con mis padres y mi hermana y, como siempre, no nos pusimos de acuerdo en absoluto en qué película veríamos. Yo, por mi parte, tenía (y tengo) muchísimas ganas de ver «Café Society». Las críticas que he leído han sido sorprendentemente positivas y, para colmo, la trama se desarrolla en la década de los treinta en América. Pero, en fin, como hermano mayor uno tiene que ceder en estas cosas a veces; así que acabamos viendo lo que la señorita de la casa quería ver: «No respires».

Y, he de decir, que me sorprendió bastante; y para bien, para bien. 


Quizás no sea una película sobresaliente, con una dirección magistral, una fotografía maravillosa, una banda sonora espectacular y un reparto impecable. Pero tampoco busca serlo; simplemente explota al máximo lo que es: Un filme en el que la tensión es lo que predomina cada segundo que dura. 

La trama, incluso vista desde fuera, es ciertamente llamativa: Un trío de adolescentes se las ingenian para colarse en la casa de un hombre ciego, antiguo soldado (que precisamente perdió la vista en la guerra), que, según creen, tiene una buena fortuna allí metida. Lo que tratan es, como es obvio, de robarle todo cuanto tiene. Aunque pueda parecer una tarea sencilla, dicho robo se convierte en toda una odisea, una misión imposible. Ya que el hombre, a pesar de ciego, sigue siendo tremendamente hábil.


No es una película que vaya a ganar muchos premios ni que sea digna de festivales, pero sí tengo que reconocer que logra enganchar al espectador desde el minuto cero. Y, desde este mismo minuto, la tensión le acompaña; nerviosismo, inquietud... Todo lo que un buen thriller debe despertar en los espectadores. Es, además, bastante verosímil; una historia que "perfectamente" podría acontecer en la realidad.

En conclusión, creo que «No respires», es una película entretenida, emocionante y que sirve para pasar el rato. Nada más, ni nada menos.

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